Este blog intenta reforzar aquello de que Deporte&Salud van de la mano: aunque la práctica del DEPORTE no garantiza una buena SALUD, ambos términos se refuerzan recíprocamente. Una buena salud es una fundación sólida para un buen estado físico, y al mismo tiempo un buen estado físico brinda una de las claves más importantes para lograr una buena salud y vivir la vida al máximo.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

La falta de instalaciones deportivas en Río Gallegos

Un foco que se convirtió en recurrente tema de conversación en el último tiempo fue la alarmante carencia de instalaciones deportivas en la ciudad.
Practicar alguna disciplina, sea cual fuere, es lo que les gustaría hacer a cientos de riogalleguenses, pero existe un problema que hace que muchos no puedan permitírselo: la falta de espacio físico en sus barrios.
En Río Gallegos, hace apenas unos años, había cuatro gimnasios municipales: Juan Bautista Rocha, 17 de Octubre, Luis “Lucho” Fernández y Benjamín Verón, para algo más de sesenta mil habitantes. Hoy, con casi el doble de esa población, siguen estando los mismos centros deportivos comunales, ni uno más ni uno menos; pero con un agravante, salvo el 17 de Octubre del barrio 499 Viviendas, que fue reconstruido a nuevo luego del voraz incendio que lo redujo a cenizas en 2005, ninguno de los otros tres escenarios fue ampliado o tuvo grandes reformas. Todo se circunscribió a lavados de cara (sobre todo en épocas de vacaciones de verano) como trabajos de pintura, iluminación y mantenimiento de interiores.
Este preocupante cuadro de situación se agrava si se le suman los pedidos para la utilización de los gimnasios que se multiplicaron por decenas en el último tiempo. Así, elevan notas a la Municipalidad diferentes instituciones deportivas como AFuSa, Liga de Fútbol Sur o CRiGaL, pero también lo hacen gremios, organismos estatales, organizaciones barriales, ONGs, empresas petroleras y siguen las firmas.
Todo esto sin contar las actividades internas de carácter social que habitualmente organiza cada centro y que muchas veces están incluidas en el calendario anual (es decir que no se pueden suspender).
De esta forma, con los gimnasios colapsados ante tanta demanda, cientos de niños y jóvenes de entre 5 y 15 años, carecen de lugares donde hacer algo de deporte cuando salen del colegio.
En la Municipalidad son conscientes y reconocen que la situación los desbordó hace rato, pero insisten en que no están en condiciones de encarar con recursos propios la construcción de un nuevo gimnasio o la ampliación de alguno de los cuatro existentes.
La pobreza franciscana es tal que, por lo bajo, algunos confiesan que para las corridas atléticas los números de los competidores son los mismos que se usaron en 2001 cuando Santa Cruz fue sede de los Juegos de la Araucanía. Esas pecheras terminaron quedando para la Municipalidad, que de tanto en tanto les da uso y abuso.
A la hora de buscar paliativos, ni siquiera alcanzan los playones que en verano están saturados por gente de todas las edades. Sin embargo, por los reiterados casos de vandalismo y la falta de mantenimiento adecuado, hoy muchos de esos espacios públicos carecen de aros y el piso está lleno de “cráteres” que pueden ocasionar lesiones graves.
Es cierto que el municipio en su momento encaró firmas de convenios con instituciones privadas y establecimientos educacionales. El objetivo estaba claro: tratar de descomprimir los vetustos gimnasios municipales, llevando actividades y usuarios a lugares con más espacio pero, sobre todo, con horas libres para ser cubiertas.
De tal manera, en épocas de colonias de vacaciones los chicos pudieron jugar en el Club Hípico Río Gallegos, las chacras de Bancruz e Hispano Americano, por citar algunos casos puntuales.
La salud y, por extensión, el deporte, son derechos fundamentales de la persona: todo el mundo debería poder practicarlo a precios ínfimos. Lamentablemente en Río Gallegos eso se complica, ya que muchas familias no están en condiciones de hacer frente a la cuota mensual de un club privado.
Por todo esto se hace necesaria una mayor participación del Estado provincial (como sucedió con la reconstrucción del 17 de Octubre) para que no tengamos que decir que ese Estado dejó de cumplir los roles que debía cumplir. Al deporte lo ven como algo accesorio y es tan importante como la educación y el alimento, porque con el deporte se puede formar.
Una muestra del desinterés de los gobernantes de turno se observa en los nuevos complejos habitacionales en los que no aparecen lugares destinados a la construcción de un gimnasio. Pero no sólo no se tuvo en cuenta este aspecto, en esos barrios tampoco habría cabida para una salita de primeros auxilios, un destacamento policial y ni hablar de una dotación de Bomberos. Gallegos creció una barbaridad en apenas una década, pero parece que no todos se enteraron.
Es posible que la falta de política pública, que hace que no se tengan en cuenta espacios fundamentales en los nuevos complejos habitacionales, tenga su causa en la endeblez de un proyecto global. De cualquier manera es responsabilidad de toda la sociedad civil emprender con pujanza la imprescindible tarea de ayudar a recapacitar a quienes nos gobiernan.
Por lo tanto, no sería utópico soñar con que los precios de los gimnasios privados deban ser simbólicos, como mucho para cubrir costos (o incluso menos, ya que es un servicio que en realidad pagamos mediante los impuestos), para que todo el mundo pueda practicar la disciplina que le guste. Con esa medida ganaríamos todos.
El deporte hermana a los pueblos y es un puente para la integración de culturas; sería bueno que no se perdieran estos aspectos por falta de política deportiva. Pero está claro que la ausencia de una seria, coherente y medianamente ambiciosa política deportiva afecta todo el país. Y como muestra basta el botón de los Juegos Olímpicos de Beijín. En la Argentina los chicos practican 3,6 horas semanales de deporte fuera del colegio, cuando en otras naciones más desarrolladas los valores llegan a 11 horas.
Lo más grave es que la conclusión a la que se podría arribar sugiera que la realidad marca una falta de dirección política del Gobierno en materia deportiva.
Igualmente sería bueno que las autoridades provinciales y municipales entendieran de una vez que deporte es un derecho colectivo del que pueden surgir talentos; que el deporte tiene un efecto tan beneficioso en la salud como la asistencia sanitaria (de hecho, el estilo de vida y la práctica de ejercicio físico es una parte importantísima de lo que entenderíamos por “estilo de vida”).

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